Con su magistral técnica para tejer se ganó el nombre de La Tierra de La Hamaca Grande, lleno de senderos ecológicos hasta los petroglifos, y hasta la cumbre del Cerro Maco. Tierra de gente servicial y amable, orgullosos de su cultura y folclor, de sus hamacas y mochilas multicolores, de su agricultura, de sus fiestas tradicionales. Es cuna de juglares como Los Gaiteros de San Jacinto, merecedores de un premio Grammy que da fe de la riqueza cultural de este pueblo.